En la búsqueda constante por mejorar la calidad de vida en entornos urbanos cada vez más congestionados, los gobiernos y las ciudades han comenzado a recurrir a soluciones innovadoras para abordar los problemas de contaminación y seguridad. Una de estas innovaciones está ganando terreno en Europa: los radares de ruido.
Estos dispositivos, que operan de manera similar a los radares de velocidad, están diseñados para detectar y controlar los niveles de ruido excesivos en las calles de las ciudades.
Desde hace años, países como Francia y Suiza han estado implementando con éxito radares de ruido en sus calles, y ahora es Ámsterdam la que se suma a esta tendencia. Los radares de ruido siguen el ejemplo de los radares pedagógicos que alertan sobre los límites de velocidad: si un vehículo circula dentro de los límites permitidos, la cara sonríe; sin embargo, si superan la velocidad permitida, la cara cambia su expresión a una más triste.
Estos radares de ruido en Ámsterdam están equipados con un medidor que incorpora cuatro micrófonos y una pantalla debajo. Si el medidor detecta un sonido por encima de los 83 decibelios, el conductor visualizará el mensaje “Te luid”, que significa “demasiado alto” en holandés. Además, una cámara conectada a un cinemómetro captura la matrícula del vehículo infractor, lo que puede resultar en la emisión de una multa.
La necesidad de abordar la contaminación acústica no solo es una preocupación de los gobiernos, sino también de las organizaciones de salud y los investigadores. Un estudio realizado por el servicio de salud pública de Ámsterdam reveló que las motocicletas representan la mayor fuente de contaminación acústica en la ciudad, afectando al 19% de los residentes adultos con niveles graves de contaminación acústica.
La exposición constante a niveles de ruido excesivos puede tener un impacto significativo en la salud mental y física de las personas, y es por eso que se están tomando medidas enérgicas para abordar esta cuestión.
La contaminación acústica urbana no es un problema localizado; es una preocupación global en aumento. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente del año anterior afirmó que la contaminación acústica urbana está emergiendo como una de las principales amenazas ambientales del mundo.
La Organización Mundial de la Salud también ha reconocido el ruido del tráfico, incluidos los sonidos de vehículos, ferrocarriles y aviones, como la segunda causa más importante de problemas de salud en Europa occidental, después de la contaminación del aire.
Las ciudades europeas están aprovechando estas pruebas piloto para evaluar la eficacia de los radares de ruido. En Róterdam, por ejemplo, se están utilizando micrófonos en dos ubicaciones clave para recopilar datos sobre los niveles de ruido en la ciudad, y se advierte a los conductores a través de carteles sobre las posibles multas en caso de incumplimiento de los niveles de ruido. Bruselas también ha presentado un proyecto piloto similar para probar radares de ruido como parte de su estrategia para combatir la contaminación acústica.
Los radares de ruido están demostrando ser una herramienta valiosa para abordar la contaminación acústica en las ciudades europeas. Estos dispositivos no solo tienen un potencial para crear conciencia entre los conductores, sino que también pueden desempeñar un papel fundamental en la reducción de la contaminación acústica y la mejora de la calidad de vida en los entornos urbanos.
A medida que las pruebas continúan y se acumulan datos sobre su eficacia, es posible que veamos una adopción más amplia de esta tecnología para generar entornos urbanos más saludables y habitables.
En caso de accidente o avería, usa la baliza de emergencia V16 para señalizar el vehículo y prevenir posibles accidentes mayores.
